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21/01/2021
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Águilas, Bravos y Caribes tratarán de ajustarse a sus nuevas sedes

La temporada 2020-2021 de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional se inicia este viernes, en medio de circunstancias extraordinarias debido a la pandemia de la Covid-19.

En los cuarteles generales del circuito se decidió agrupar a los clubes en dos divisiones, repartidas en el centro del país, para crear una burbuja que aísle a los peloteros y mantenga a raya los contagios.

Esas nuevas condiciones, obligarán a Águilas, Bravos y Caribes a salir de sus sedes naturales para compartir parques con Cardenales en Barquisimeto, Magallanes en Valencia y Tigres en Maracay, respectivamente. Incluso disputarán algunos encuentros en la neutralidad del Estadio Fórum en La Guaira.

Adaptarse será clave durante el calendario acortado y el margen de error estrecho. Zulia fue el primero en mudarse, a más de 300 kilómetros del Estadio Luis Aparicio de Maracaibo el viernes de la semana pasada, y el lunes ganó 3-1 un juego de exhibición contra los pájaros rojos en el Antonio Herrera Gutiérrez.

“El equipo lució muy bien, el grupo de lanzadores hizo tremendo trabajo, incluso Silvino Bracho cerró. Atacaron la zona de strike y eso es muy importante, en un juego de pretemporada”, apuntó el manager zuliano Rouglas Odor.

Acomodarse a las características de la casa del Cardenales será fundamental para los pitchers. La bola corre más en los jardines y, pese a que el año pasado apenas 11 jonrones salieron de los confines del cemento crepuscular, siempre es un factor que está en juego cuando acuden al plato hombres de fuerza.

“Jugar en un parque distinto, obviamente, no es lo ideal, pero no hay nada qué hacer. Es por la situación que se está viviendo en el mundo. Simplemente aceptamos el reto. Nosotros no somos los únicos. Caribes y Bravos deben también hacerlo”, enfatizó Odor.

Salir de los linderos del Zulia tal vez no sea algo negativo para los rapaces, después de todo. Desde la campaña 2010-2011 su récord como visitantes es de 161-152 (.514), lo que contrasta con su balance en casa (143-150, .488). Incluso en la 2018-2019 debió jugar como local en otros parques mientras su hábitat natural era sometido a refacciones para cumplir con los requisitos mínimos establecidos en el acuerdo invernal entre MLB y la Confederación del Caribe.

Pero esas estadísticas generales, como todas, incluyen matices. Durante aquella campaña, regresó al Luis Aparicio El Grande nivelado en 13-13. Pero a partir del 13 de noviembre el equipo se derrumbó, lo que le costó el puesto al manager Lipso Nava. Fuera de Maracaibo terminó con un magro registro de 16-25 y al final de la ronda regular se ubicó último con balance general de 21-40.

En el último lustro juega para 6-15 en Barquisimeto, incluidas siete derrotas seguidas. El año pasado, Zulia salió del hogar de Lara con 0-3. Su ofensiva ligó para .230 (de 100-23), con nueve anotadas y dos extrabases (doble y jonrón), en tanto que sus brazos dejaron efectividad de 4.62 (13 CL en 25.1 INN).

“Las dimensiones son distintas, es un terreno distinto. La bola brinca mucho aquí en Barquisimeto, pero es cuestión de continuar trabajando y adaptándonos al terreno”, abundó Odor. “Pero contamos con jugadores con experiencia en la liga, que han hecho un excelente trabajo antes, como Alí Castillo, Olmo Rosario, Alex Romero”.

Romero, uno de los mejores bateadores de su generación, exhibe una línea ofensiva vitalicia de .333/.392/.382, con .774 OPS, en Barquisimeto.

Caribes no tiene que darle muchas vueltas al asunto. Sin dudas, echará de menos el Alfonso Chico Carrasquel, un reducto inexpugnable para los visitantes.

A partir de la zafra 2010-2011, su marca se sitúa en un impresionante 185-119 (.609), el mejor del circuito durante ese lapso. Con un tope de 23-9 en eliminatoria de la 2013-2014. Esa indiscutible superioridad frente a sus rivales en Puerto La Cruz, se diluye en la carretera.

El José Pérez Colmenares está a 440 kilómetros y allí, desde la 2015-2016, Caribes ha perdido más de lo que ha ganado (10-11, .476).

Los anzoatiguenses se mudaron a su casa provisional el fin de semana y perdieron un desafío de fogueo contra Tigres 5-4. La mitad de esas carreras fueron cortesía de un cuadrangular de Niuman Romero, sólo que en la Ciudad Jardín la bola no viaja como a nivel del mar. En la 2019-2020 se conectaron 41 vuelacercas en el “Chico”, la mayor cantidad en la eliminatoria. En Maracay volaron 23 bambinazos.

Fuente Prensa LVBP

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