Rafael Campero, un anciano humilde de la ciudad de Pariaguán, quien presenta una condición médica delicada, fue atendido por la fundación sin fines de lucro Ciudad Prometida.
Desde que la Fundación Ciudad Prometida conoció el caso de Campero, se abocó a llevar a término su recuperación, manifiestan que la situación delicada se había superado hasta el punto de que solo ameritaria atención ambulatoria, por lo que fue dado de alta “Le prometí al señor llevarlo a su pueblo” dice Andreu Precilla, presidente de la fundación “y lo deje con las suficientes herramientas para su recuperación; ¿Cuales son las herramientas?, le deje suficiente gasa, guantes, crema povidona; o sea, todo el equipo completo y, mi compromiso de hacerle seguimiento al caso a nivel de fundación.”
“Me sorprendo cuando llegó con todo el equipo, llevamos comida para hacer una sopa, un compartir, le llevamos un colchón, artículos de aseo personal, ropita, y cosas para equipar esa casa y ponerla bella… Porque sucedió que; cuando llegamos vimos al señor así tirado que yo pienso que ni un perro merece estar en esa condición.”
Acotó que los vecinos y personas que se dicen familiares del señor; además de una enfermera del ambulatorio que está ubicado justo diagonal a la vivienda del señor, alegan que fueron limpiadas sus heridas; “¿Como tu vas a decir que yo no lo limpiaba? me decian, y yo les decía -Por favor vale, claro que no lo limpian- y la enfermera se presento diciendo tambien que le hacia las limpiezas, a lo que yo le dije -Bueno, agarra el título y ya sabes que vas a hacer con él porque no sirves para nada.”
“El trabajo se ha realizado en conjunto con varias fundaciones, desde que empezamos a hacer vida en el Hospital de El Tigre diariamente, que era la visión original de la fundación, o sea, de poquito en poquito pero ayudando.”
La Fundación Ciudad Prometida atiende un caso por vez para hacer seguimiento y reintegrar a las personas afectadas a la sociedad, una vez subsanada su condición sanitaria. Cuando es atendido y superado un caso, pasan a atender otro con la misma metodología.
“El caso del señor Campero es producto de la inobservancia del ambulatorio y de la inhumanidad de ese pueblo, porque desde que estoy con la fundación, nunca había escuchado que en El Hospital de El Tigre podían subir a piso a un paciente con situación de calle, que no haya aparecido ningún familiar. No puedo decir que fue gracias a mi; pero se dio, Dios me puso a una persona en el camino que dijo que tenian que subirlo a piso, pregunto quién se haría responsable y alguien me señalo -El chamo de la fundación viene todos los días, lo atiende y le da la comida.- Y así se logró que en ese nosocomio se le diera atención al caso del señor Campero”.
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