El vicepresidente saliente de EEUU, Mike Pence, se convirtió este viernes en el responsable gubernamental estadounidense de mayor rango que recibe la vacuna de la COVID-19, mientras el presidente Donald Trump sigue sin aclarar si se la pondrá y cuándo.
Pence dejó que las cámaras de televisión grabaran mientras los doctores le ponían la vacuna, en un intento de generar confianza en la eficacia y seguridad del preparado desarrollado por Pfizer y su socio alemán BioNtech.
Esa vacuna es la primera aprobada en Estados Unidos y empezó a suministrarse este lunes, y el gesto de Pence tenía como objetivo disipar las dudas de algunos estadounidenses justo cuando se espera que el Gobierno dé luz verde a un segundo preparado, el de Moderna.