Estos tiempos de pandemia, tan prolíficos en malas noticias, nos trajo recientemente, el 16 de abril del 2020, la muerte del humorista, abogado y ventrílocuo Carlos Donoso. Este afamado venezolano, orgullo de nuestro gentilicio, por espacio de 30 años divirtió al público venezolano y extranjero con su fino humor, que fue delicia para grandes y pequeños, en compañía siempre de sus inseparables Kini y Lalo, a través de los cuales expresó sus creencias, preocupaciones y temores en su largo andar en las artes escénicas.
La referencia del destacado ventrílocuo viene a cuento, a propósito del estilo del Lic. Ernesto Raydan, quien a escondidas y tras bastidores hace uso de “sus Kini y Lalo”, para pretender mancillar honores y reputaciones que no se ajusten a sus propósitos hegemónicos.
Soy un abogado con 30 años en el ejercicio de la profesión, con tres (3) especializaciones, que me han permitido vivir dignamente y con la cara en alto en este pueblo. Todos estos treinta años de profesión los he compartido con la actividad política, lo que quiere decir, que si a lo largo de todo este tiempo hubiera cometido alguna vagabundería, seguramente mis adversarios internos y externos ya me lo hubieran sacado, y fíjense no ha sido así, lo que conlleva a concluir que es muy acertado el adagio popular, “que no daña quien quiere, sino quien puede”.
Ahora bien, este torrente de insultos por mampuesto, seguramente viene dado por el hecho que levanté mi voz en contra de la “aprobación por la Cámara Municipal” de la quinta reforma de la ordenanza de actividades económicas, es decir, de la ley que contemplan nuestros impuestos municipales, hecho que con plena conciencia hice y que haría las veces que fuese necesario, cuando en el ejercicio de mi curul como concejal sintiera que se está lesionando a nuestro pueblo, indistintamente quien esté causando la lesión.
Afirmé en el pasado y sostengo en el presente, que no estoy en contra de los incrementos de los impuestos municipales, pero considero que en pandemia no es el tiempo más adecuado y mucho menos cuando se tratan de incrementos que alcanzan el 200, 300 y hasta 500 % de incremento.
Debemos recordar, que los impuestos municipales se calculan en base a los ingresos brutos de los contribuyentes, es decir, 1 % de impuesto municipal representa el 3 o 4 % de los impuestos nacionales, lo que no me permite quedarme silente cuando veo incrementos de 0,60 a 3%, o de 1 a 3%.
Esto se traduce en que, un negocio que pagaba anteriormente la cantidad de 12.000.000 bolívares mensuales al municipio, ahora pasó a pagar 65.000.000 bolívares, lo que representa un incremento de los productos que termina pagando siempre el más pendejo: el pueblo.
Si por oponerme a esta barbaridad se pretende aniquilarme moralmente, bienvenido sea, esa es mi función y la voy a seguir cumpliendo, como lo he hecho en mi curul desde mi juramentación el 12 de diciembre del 2018.
Por cierto, por defender a esta gestión municipal, he sido objeto de dos (2) suspensiones por parte del oficialismo, algo que por lo menos me diferencia de esos concejales de oposición únicos de cámaras municipales pasadas, que ni se sentían en sus funciones legislativas, que nunca levantaron su voz en defensa del pueblo.
Seguro estoy que la ira que se expresó a través de los Kini y Lalo, fue la reciente decisión del TSJ, que suspende todos los incrementos en materia tributaria municipal, por las mismas razones a las que en su oportunidad me opuse a esa alza de impuestos y que presionaré para que se cumpla en la Cámara Municipal, para no incurrir en desacato de dicha sentencia y defender a la población de nuestro municipio, que es el mandato, reitero, que recibí al momento de juramentarme como Concejal.
En cuanto a lo que Kini escribió y Lalo firmo, de mi supuesto acuerdo con los garrulos del Psuv, debo indicar que quien realizó un acuerdo con la fracción del Psuv, fue el Lic. Ernesto Raydán, proponente del proyecto de reforma de esa Ordenanza, y la fracción de Maduro que se lo aprobó.
Mis críticas y argumentos a ese proyecto de reforma no los pude realizar en la sesión respectiva, en virtud de que los socios del alcalde no me convocaron.
Finalmente quiero ratificar ante mis electores y pueblo en general, mi compromiso con la defensa de sus intereses, siempre apegado a la Ley, como corresponde. Nada nos va a distraer, ni siquiera un ventrílocuo Alcalde o un Alcalde ventrílocuo con “sus Kini y Lalo”, pero sin el brillo de Donoso.
JORGE L. MÁRQUEZ G.
