Ghislaine Maxwell era la expareja de Jeffrey Epstein, y según informó un examigo de la pareja, de forma anónima al diario Daily Mail, ésta tendría una “reserva secreta» de material audiovisual; videos sexuales del fallecido multimillonario estadounidense de los que haría uso en caso de tener que negociar para evitar ir a la cárcel.
Esas grabaciones implicarían a personas conocidas y la celebridad británica los habría guardado porque «siempre ha sido muy astuta» y no iba a estar tanto tiempo con Epstein sin tener algo seguro: «si Ghislaine cae, se llevará a todos con ella» asegura esa antigua amistad de la sospechosa.
A Epstein «no solo le gustaba grabarse con menores de edad», sino que quería «asegurarse de que tenía material sobre hombres ricos y poderosos que se aprovechaban de su enfermiza generosidad» y la detenida «siempre fue tan astuta como ellos», así que no iba a permanecer con el magnate «todos esos años sin tener ningún seguro».
Maxwell, quien permanece encerrada sin fianza, fue arrestada en EE.UU. el pasado 2 de julio, y está acusada de seis delitos federales, incluidos perjurio y conspiraciones para incitar a menores a viajar para participar en actos sexuales ilegales o para trasladarlos con la intención de que participaran en actividades sexuales delictivas.
The New York Times, un día después de la muerte de Jeffrey Epstein, hizo publico el relato de un periodista que le entrevistó en 2018, en la misma el magnate dijo saber muchas cosas potencialmente dañinas o vergonzosas sobre personas ricas, famosas y poderosas; insinuando incluso que tenía fotos para demostrar esa afirmación.
El abogado que representa a varias víctimas de ese depredador sexual, Spencer Kuvin, advirtió la semana pasada que Ghislaine Maxwell podría tener el mismo final que Epstein porque «sabe demasiado» y ciertas personas poderosas querrían «silenciarla».
En los últimos años, Maxwell apareció fotografiada con celebridades como el príncipe Andrés de Inglaterra o el presidente de EE.UU. y su esposa, Donald y Melania Trump; mientras que en 2010 acudió a la boda de Chelsea Clinton, hija del exinquilino de la Casa Blanca y la antigua secretaria de Estado norteamericana, Bill y Hillary Clinton.