Teóricamente, en un sistema político y económico ideal, los maestros y médicos deberían ser los profesionales mejores pagados de un país, pues son quienes aseguran la salud y el avance y crecimiento científico e intelectual de una nación.
Sin embargo, la actual situación de Venezuela, ha homologado los sueldos de los trabajadores a la miseria extrema; convirtiendo el pago de un profesional en algo meramente simbólico. Se puede afirmar entonces, que aquellos que todavía se mantienen ejerciendo en el país, lo hacen por mera vocación.
La tabla salarial del docente según el tabulador del Ministerio de Educación para el mes de marzo, dan una idea de cuán deteriorada se encuentra nuestra economía y cuán atrasadas están las políticas de protección a los maestros.
Un docente de grado I, recibe un salario base de 1,59$, lo que equivale a 2.996.573,40. Con este pago mensual, un docente podría comprar nada más que medio kilo de salchichas brasileras.
De igual forma, los profesores de los grados (II,III, IV y V) devengan un salario que va de 1,63$ a 1.81$, con lo cual podrían adquirir adquirir un cuarto de kilo de café.
Por último los docente «mejor pagados» de grado VI, obtienen un salario mensual de 1,84$, es, decir, 3.461.868,00 Bs. Lo que no alcanza ni para comprar un kilo de queso blanco para rallar.
Esta realidad es un gran obstáculo para el bienestar de nuestros docentes y el desarrollo de una educación adecuada en Venezuela, sin contar con que en esta época de pandemia, la mayoría del gremio no tiene Internet o cuenta con un servicio intermitente.
